La primera decisión fue casarse junto a su casa, en pleno mar Mediterráneo… pero era octubre y el tiempo revoltoso, así que hubo que cambiar de planes y descartar la maravillosa playa… así que buscamos una casa que diera a la celebración y a los invitados la protección y la tranquilidad deseada para poder disfrutar.
Pero… el tiempo nos tomó el pelo y salió un día espléndido, sin ya tiempo para cambiar, así que nos quedamos con la segunda opción y nada deslució la boda de esta preciosa pareja, de dos países distintos, pero tan cerca uno del otro. Vera y Jose se dieron el sí con sus más allegados, en un atardecer que octubre preparó como sorpresa para ellos.






















