Tamara buscaba sencillez, minimalismo… el paisaje del Restaurante Punta Prima no necesita mucho, así que no fue difícil plantear una ceremonia con su color favorito: el azul, y sin flores, porque en pleno junio y al borde del mar apetecen olores frescos, velas para el atardecer en farolillos de mimbre colgados de soportes plateados, jaulas llenas de lavandas…. todo de Quality Rent & Events.
Y así conseguimos una fusión interesante: olor de mar, olor de albahacas. La suave brisa hacía que las albahacas inundaran con su olor todo el espacio… una boda juvenil y muy romántica!
