Mery y Damián se conocieron bailando, por eso su canción favorita no podía faltar en su boda, lo que Mery no sabía es que él la sacaría a bailar en plena ceremonia… y protestó (¿Por qué leo los votos yo primero?) al adaptar a sus espaldas el guión de la ceremonia para que Damián la sacase a bailar justo al terminar sus votos.
Mery y Damián estuvieron a punto de no casarse, porque el carácter de Mery hizo que a la primera petición de Damián ella dijera que NO por un pequeño desacuerdo sobre el nombre del que en el futuro sería su primer niño… La pausada personalidad de él compensa la impulsividad y espontaneidad de ella, por eso uno al lado del otro hacen una perfecta combinación.
Y así fue su boda, espontánea pero preparada, alegre y divertida… y a punto de ser lluviosa, porque no dejó de chispear en todo el día. A las 6 de la tarde ya había que tomar una decisión sobre dónde hacer la ceremonia, si en los bonitos jardines que tiene La Masía de Chencho, o en el interior. Mery no dudó: «Charo, arriesgamos!!! lo hacemos fuera!!» y su determinación tuvo como premio un atardecer maravilloso sin gota de agua, con una temperatura espectacular, y un cielo despejado que dobló la belleza del castillo de fuegos artificiales que cerró la ceremonia.
Eventos Armony se ocupó de la decoración de la ceremonia, con su estilo actual, sencillo y elegante, que tanto gusta a mis parejas en cuanto la ven.










